Pues tanto el taller de teatro que había organizado como el par de semanas de trabajo en el set fueron un éxito. Recuerdo que en esos días llamé a mi papá para contarle de todo lo que estaba pasando, y me di cuenta de lo emocionado que se sentía por mí en ese momento, como si estuviera a punto de ir a repetírselo todo al resto de la familia en cuanto colgáramos el teléfono. Yo estaba y era feliz.
Ya empezaba el invierno ese año, y en Bologna se comenzaban a ver las varias decoraciones navideñas y se escuchaba hablar a la gente de sus planes para las vacaciones y las festividades. Ese año se concluyó entre familiares y amigos: para Navidad pude estar con mi prima y mi tía que en ese momento estaban en Milano, y para año nuevo celebramos en grupo en casa del novio de una amiga lejos de la ciudad, entre las montañas y la naturaleza, donde estuvimos tres días antes de volver a Bologna.
El punto es que todo fue mejorando desde entonces, y yo seguía absolutamente extasiado. Era el momento en el que empezaba a vivir realmente. Me sentía invencible, era una rueda ahora indestructible que quizás había tardado un poco en empezar a rodar por su camino, pero finalmente lo estaba haciendo. Estaba andando por un camino nuevo y emocionante que me permitía acelerar cada vez más, y en vez de miedo sentía la excitación de descubrir aún más, del mundo y de mí.
Fueron un par de años intensos e interesantes donde trabajé en sectores distintos pero afines, desde colaborar con casas de producción y agencias creativas, a participar en festivales de teatro con mis obras y talleres. También gracias a esto conocí a muchas personas, forjé nuevas amistades y adquirí conocimientos que nunca pensé pudieran interesarme antes. De seguro todo me llevó a ver mi futuro con ojos distintos: quizás era hora de salir de esa circunferencia que un tiempo me sirvió para definirme y que ahora me estaba limitando mi desarrollo. Quizás, mis estudios en teatro no debían implicar que podría trabajar sólo en teatro y tampoco que, de no ser así, yo habría fracasado. Inicialmente pensé, con los primeros trabajos creativos que nada tenían que ver con el teatro, que igual podría absorber conocimientos e integrarlos con el teatro ya fuera en la gestión del grupos, la escritura de proyectos o el manejo de colaboraciones, por ejemplo. Pero luego sentí que, quizás, el propósito de este transcurso no era ese, sino más bien reconfigurar mi percepción.
Fueron años de mucho crecimiento y exploración, donde reconsideré mi relación con el mundo exterior y mi rol en todo esto, donde siempre sentí la mano de la Suerte, o de Dios, o del Gran Flujo cerca. Sentía tenerlo todo, como si en mi vida ya estuvieran presentes todos los elementos que deseaba. Ahora lo único que faltaba era intensificar la proporción de dichos elementos, pero eso era tan sólo cuestión de tiempo. Esto no significa que hayan sido años impecables, sin tristezas o dificultades: así como empezaba una colaboración, algunas se concluyeron muy desagradablemente, y así como encontré nuevas amistades y relaciones, otras exigían distancia temporal o permanente. Pero uno aprende que la serenidad y la armonía no son exentas de dolores.
Hubo un momento en que se empezó a hablar de una especie de gripe que estaba surgiendo en China, o quizás era un virus, una enfermedad nueva pero pasajera de cualquier forma. Esas eran las voces que corrían. De repente, el fenómeno se fue expandiendo, colonizando y aislando poco a poco países enteros. Y es que con la pandemia todo empezó a moverse distinto. El aire no era el mismo, no sólo por los tapabocas, era como si pudiésemos respirar la preocupación de los demás. Creo que el miedo y la preocupación de todas las personas se sentía, como si intentara materializarse de alguna forma o en un vapor extraño.
Cómo dije antes, fueron años intensos, para todos y todas. Y en estos años, que me habían llevado a reflexionar sobre mi carrera y mis capacidades en relación a la sociedad, conocí a una persona que volteó todo sin que yo lo quisiera ni me lo esperara. Fue entonces, con esa persona, que llegaron las verdaderas aguas de la transformación.
(continuará en Aguas Profundas No Son Quietas – Parte 03: (desde) El Fondo)
Daniel Vincenzo Papa De Dios
1 comentario en “Aguas Profundas No Son Quietas – Parte II: Someras”
Tu escrito lo cautiva a uno y crea un gran interés y curiosidad para saber que sigue.
Escribes muy bien, ilustras el sentimiento en el
Momento. Puedo sentir las situaciones que estás describiendo.
Gracias por compartir.
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