DANiEL ViNcENZo
PAPA DE DioS

Mindset Coach & Mentor

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Introducción al Tarot

Las cartas del Tarot tienen origen relativamente incierto, los documentos sobre su existencia se remontan al siglo XIII y sabemos que en el siglo XV ya eran conocidas en la mayor parte de Europa como cartas utilizadas tanto en el juego como en la adivinación, entonces estas cartas también recibían el nombre de Triunfos. En el Renacimiento se produjeron muchas barajas bajo comisión de algunas familias aristocráticas. En dichos casos, a menudo se representa a los propios miembros de la familia a través de alegorías religiosas o con referencias a la mitología grecorromana.

Una baraja de Tarot se compone normalmente de 78 cartas: 22 Arcanos Mayores, o Triunfos, identificados con números romanos y un Nombre, y 56 Arcanos Menores, compuestos por Numerales y Cartas de la Corte, marcados con números arábigos y subdivididos en los cuatro palos de Bastos, Oros, Copas y Espadas de los que derivan los palos de los naipes contemporáneos. Cada palo de los Arcanos Menores se asocia a menudo con una casta o clase social, una esfera o facultad humana y un elemento. Los Bastos representaban a los artesanos, la creatividad y la voluntad, y el fuego; los Oros se asociaban a los comerciantes, al cuerpo físico y las posesiones materiales, y a la tierra; las Copas eran el clero, las emociones y los sentimientos, y el agua; mientras que las Espadas representaban a la nobleza y los militares, la razón y el pensamiento, y el elemento aire.

Las cartas del tarot han tenido diferentes usos en distintos momentos de la historia y con la influencia de diferentes culturas. Hoy tendemos a asociarlas principalmente con la cartomancia: la lectura de las cartas en relación con acontecimientos futuros. La cartomancia no siempre se plantea como una forma de adivinación o interpretación de un futuro concreto que se aproxima, hay contextos en los que el mensaje de las cartas se considera una sugerencia o consejo que el consultante puede elegir libremente seguir. También hay situaciones en las que la lectura se muestra como una degustación de futuros posibles según el estado actual de las cosas, según la posición actual del consultante. Para comprender mejor este tipo de dinámica con las cartas, basta con imaginar al consultante como una pieza de ajedrez en medio de una partida: según su posición actual, y por tanto también de la posición de las demás piezas que le rodean en ese instante, tiene distintas posibilidades de movimiento, distintos futuros aún por realizar, hasta que se toma una decisión, se actúa y se concluye el turno. En cada turno, las posibilidades serán diferentes, ya sea porque la pieza del consultante en cuestión se ha movido o porque las piezas circundantes se han movido.

Hoy en día existe otro tipo de uso del Tarot que me parece importante mencionar aquí y que tiene orígenes más recientes: la Tarología, término acuñado por el artista y escritor chileno Alejandro Jodorowsky Prullansky. En este caso, las cartas se utilizan como medio de exploración y conocimiento interior del consultante más que de eventos externos. Se observan las reacciones que el consultante tiene en relación con determinadas cartas, su iconografía arquetípica, desde aspectos psico-emocionales hasta sensaciones físicas. En tal contexto, el tarot se convierte en un instrumento de autoconocimiento y de toma de conciencia potencialmente terapéutico.

Existen muchas barajas con estilos diferentes que remiten a culturas e imaginarios variadas, sin embargo, suele mantenerse siempre un cierto simbolismo común. El trazo puede cambiar, los colores y otras características gráficas pueden variar, algunos elementos de la ambientación o de los propios personajes pueden tener una declinación diferente en relación con el imaginario de referencia, sin embargo, a menudo se pueden encontrar denominadores comunes, leitmotiv visuales que probablemente conforman un bagaje simbólico arquetípico y colectivo, así como la estructura semántica básica de cada carta, una especie de kokoro 心 (corazón o espíritu).

Existen tantos tipos de barajas como métodos de lectura e interpretación. Hay quienes, siguiendo una fuerte y común tradición, dan una interpretación diferente en función de la dirección de la carta, de modo que cuando la carta está derecha respecto al lector prevalecen sus valencias más positivas, mientras que cuando está boca abajo, invertida, prevalecen las opuestas, aquellas características más difíciles que solemos considerar negativas. Hay quienes no prestan atención a la dirección de las cartas y prefieren dar prioridad sólo a la posición y ubicación en relación con las demás cartas presentes en la lectura, o a la información que surge en el instante de la lectura misma en relación con el consultante.

Una cosa que considero fundamental recordar: las cartas, como las palabras, como cualquier otro símbolo, no son positivas o negativas en sí. Cada carta transmite un significado tan profundo y complejo como las emociones y pensamientos que pueda despertar o estimular, y que inevitablemente se relaciona con las personas y el mundo que las rodea, como todo en esta vida.